CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
16ª REUNIÓN – 17 de septiembre de 2014
11ª Sesión Ordinaria (Especial)
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
Diputado Nacional Carlos Brown (Bloque Fe)
Brown:- Señor presidente: quisiera recordar un poco la historia reciente.
El 10 de marzo de 2008 se dicta la resolución 125, que establece las retenciones móviles para las exportaciones de granos. Esta iniciativa fue traída a este Parlamento y el 17 de julio de 2008 fue rechazada en el Honorable Senado.
Particularmente a partir de ese momento se generó una verdadera pelea entre el gobierno y los sectores productivos especialmente establecidos dentro de lo que es el sector agropecuario.
Han pasado varios años. Diferentes señores diputados preopinantes han hecho mención de las distintas consecuencias que tuvo esta decisión del gobierno en función de no haber conseguido lo que creyó que era posible, sosteniendo, en cambio, la posición de atacar sistemáticamente al campo argentino.
Ahora llegamos a este momento, con una situación que a mi juicio es peor que la existente en oportunidad del tratamiento de la resolución 125. Aquí se está planteando algo mucho más abarcativo. La resolución 125 se vinculaba con un sector -el agropecuario- y con un ámbito del sector ‑el granario-, y era un impuesto. En cambio, esto se vincula con todos los ámbitos de la producción: el comercio, la industria, los servicios, el sector agropecuario, etcétera. Están todos vinculados y relacionados con este tema, y todos eventualmente atacados por él.
Consecuentemente, insisto que la situación es mucho más grave que la existente en oportunidad del dictado de la resolución 125.
Cuando uno ve todas estas situaciones de confrontación o pelea, busca una razón. ¿Cuál es la razón para que el gobierno se pelee con los ámbitos de la producción y del trabajo? Las empresas y los trabajadores son parte de lo mismo; no hay empresas sin trabajadores ni trabajadores sin empresas. ¿Cuál es la razón de esta situación, que desde mi punto de vista es realmente increíble? Creo que es la búsqueda de la iniciativa política y de la confrontación por la confrontación misma.
Este es un gobierno que desde el mismo momento de su asunción, en 2003, se ha caracterizado por llevar adelante una confrontación permanente, sistemática y continua como una forma de tener iniciativa política. Ahora que está concluyendo su mandato constitucional, con más razón todavía lo hace: porque no obtuvo los resultados que pensó que podía llegar a tener.
No tenemos un país con sus problemas profundos resueltos, a pesar de haber tenido años de crecimiento económico sostenido. No se han resuelto la pobreza, la marginalidad y tampoco las problemáticas de la infraestructura, de la salud y de la educación. Seguimos teniendo las mismas o peores situaciones en función de lo que nos ha pasado.
El gobierno sostiene la iniciativa política para que nadie pueda decir que le falta un año o un poco más de un año y que, consecuentemente, está perdiendo poder político a través de esto. De esta manera nos entretiene a todos; estamos todos entretenidos en esta discusión sin sentido.
El señor diputado preopinante ha dicho que tenemos una ley de defensa del consumidor y una ley abastecimiento. Esta última ha sido suspendida en su aplicación por un decreto ley que perfectamente podría haber sido derogado o eventualmente cumplido, declarándose a través del Congreso de la Nación la emergencia en materia de abastecimiento. Lógicamente, desde el punto de vista de este gobierno eso era algo políticamente inviable. ¿Cómo iba a pedir este gobierno que se decretara la emergencia en materia de abastecimiento? Eso hubiera implicado reconocer que estaba actuando mal.
Pero hete aquí que nos presenta un proyecto de ley de abastecimiento. Nos pone en valor. Esto de poner algo en valor se ha puesto de moda. Así, por ejemplo, en el caso de una plaza se la arregla y se la pone en valor.
Esto es una puesta en valor de una vieja ley de 1974 que nadie se animó a cumplir acabadamente por diversas razones, pero fundamentalmente porque era inconstitucional. Ello era así porque atentaba claramente contra una serie de normas de nuestra Carta Magna.
Ahora, luego de once años este gobierno, que no llegó ayer para afrontar el problema del abastecimiento, de repente dice: “¿Qué tenemos que hacer? Ley de abastecimiento”. Esto es realmente increíble desde todo punto de vista. Encima vamos a estar 24 o 26 horas ocupando nuestro tiempo en este tema y no celebramos sesiones ordinarias, sino que son todas especiales que se vinculan con cuestiones específicas. (Aplausos.)
Insisto en que la razón de todo esto es la confrontación por la confrontación misma, con iniciativa política a través de la confrontación. Esto no sirve.
Yo estaba presente en este recinto en oportunidad de la elección del Papa. Ahora, muchos que se sorprendieron con esa elección, son más papistas que el Papa. ¿Por qué no analizan y estudian la cultura del encuentro que plantea el Papa Francisco, en lugar de la cultura del enfrentamiento sin sentido? Yo sé que usted, señor presidente, la considera absolutamente válida. Bajo todo punto de vista eso sería absolutamente mejor.
Sistemáticamente he formulado en este recinto las mismas preguntas: ¿por qué nos peleamos? ¿Por qué vivimos peleándonos por las cosas más insólitas? La Argentina tiene un promisorio futuro. Tiene por lo menos treinta o cuarenta años para cubrir las necesidades alimenticias de medio mundo: China, India, Pakistán, Vietnam y los países asiáticos del pacífico nos están esperando.
Cuando estuvimos en Rusia –estoy viendo a una señora diputada que me hace señas y que se debe acordar de esto- se planteó el tema de los cortes de carne especiales. Los rusos nos miraban. Ahora fueron a ese país el ministro de Agricultura y la ministra de Industria. El mismo día en que ambos funcionarios iban a ofrecer los cortes especiales de carne el secretario de Comercio Interior dictó la resolución que prohíbe la exportación de ese producto.
Esto es una cosa de locos. ¿Por qué? Porque en toda generación económica de la actividad productiva y los trabajadores, más de la mitad se la lleva el Estado. En consecuencia, ni siquiera cuidan sus propios intereses.
Esto es lo mismo que estamos hablando respecto del tema de la cuenca del Salado y de las inundaciones. Cada vez que hay una inundación en dicha cuenca se pierden mil millones de dólares. Los gobiernos nacional y provincial no tienen la picardía de tratar de resolver esto porque más del 50 por ciento –el cálculo de la Fundaciónhabla de un 75 por ciento, aunque no sé si eso es exacto- se lo lleva el Estado.
Reitero que ni siquiera defienden sus propios intereses. Lo que tendrían que decir es “arreglemos esto, metámosle para adelante y trabajemos intensamente”.
Quiero dar lectura de una nómina de instituciones, entidades u organizaciones que han manifestado su posición contraria respecto de este tema. No son pocas. Ellas son la Unión Industrial Argentina, la Federación Agraria Argentina, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, Confederaciones Rurales Argentinas, la Sociedad Rural Argentina, la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, la Asociación Argentina de Girasol, la Asociación Argentina de Trigo, la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina, la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino, la CGT Azopardo, la CGT Azul y Blanca y la CTA disidente. Todas estas entidades, no en forma institucional pero sí a través de una gran cantidad de sus dirigentes, han dejado en claro su posición en contra de este tema.
También debo mencionar a la Cámara Argentina de la Construcción, la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina, la Cámara Argentina de Comercio, la Bolsa de Comercio, la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios, la Asociación Empresaria Argentina, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas, el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina y la Asociación de Bancos de la Argentina.
No menciono a la AMCHAM, que es la Cámara Norteamericana, simplemente porque ustedes le han dado un tratamiento especial. Ayer, en la comisión, cuando habló la Sociedad Rural le dijeron de todo, y cuando habló AMCHAM pidieron especial cuidado y silencio para escucharlos, algo que a mí particularmente me sorprendió.
A favor del proyecto está la Confederación General Empresaria (CGE), Fedecámaras y la Confederación General Empresaria de la República Argentina, entidades que yo respeto y considero, pero digamos que hay una diferencia de cantidad y calidad considerablemente interesante.
Hago una consideración aparte con CAME, entidad que yo respeto. A CAME le dijeron que le daban el tema de las micro, pequeñas y medianas empresas y se pusieron chochos, pero con un pequeño detalle: posición dominante. ¿Quién determina la posición dominante? ¿Qué es la posición dominante? Tiene una definición en la ley muy ambigua. ¿Quién va a determinar esto? El secretario de Comercio va a determinar la posición dominante. Por eso les digo: amigos de CAME, tengan cuidado porque se pueden llevar una sorpresa. Cuidado, porque permanentemente piensan en el otro sin importarles. Tengan cuidado muchachos de CAME, porque han quedado afuera con una promesa que no se sabe si se puede llegar a cumplir.
En definitiva acá tenemos claramente una relación parasitaria. El gobierno vive de la producción y del trabajo y le cobra a la producción y al trabajo, pero al mismo tiempo los quiere destruir y nada les aporta. Es increíble. Es una situación fantástica. No se explica una cosa igual. En ningún país del mundo pasa algo así. Los productores son enemigos, pero venga el 35 por ciento de la soja. Los trabajadores hay que tenerlos ahí, pero venga el impuesto a las ganancias. ¿Cómo es esta cuestión?
Después, toda la infraestructura vinculada con los temas centrales de salud, educación, caminos, inundaciones y demás cuestiones que son responsabilidad del Estado, mira para otra parte y no aporta absolutamente nada.
Yo integro el bloque FE, y junto con la diputada Myrian del Valle Juárez de la provincia de Catamarca representamos a los trabajadores y productores del sector agroindustrial. Tenemos una vinculación profunda con ellos. Yo soy de San Martín de toda la vida, capital nacional de la industria, algo que eligió esta Cámara y espero que también lo haga la Cámara de Senadores, y por ello tengo una vinculación muy fuerte con todos los sectores de la producción y del trabajo.
No queremos la pelea. No estamos en contra del gobierno por el gusto de estar en contra. Yo soy peronista. Estamos preocupados, sumamente preocupados porque en lugar de que el gobierno vea cómo va a plantear una posición de avance y solución de los problemas en este año y pico que le queda, nos sigue haciendo pelear entre nosotros. Esto es algo que tiene sentido.
Por todas estas contradicciones que hemos planteado vamos a estar en contra, señor presidente. Pero lo hacemos con el agregado de pedir lisa y llanamente la derogación de la ley 20.680, que es lo que plantea el dictamen que yo he firmado.
Terminemos con esta historia. El año 1974 queda muy lejos y en aquél momento hubo una cantidad de circunstancias diversas y distintas.
Nosotros acá tenemos una oportunidad de crecimiento notable. Insisto en este posicionamiento de Argentina: si queremos hacer las cosas bien podemos hacer las cosas bien. Tengan un gesto de afecto y de comprensión de la necesidad de las cosas de conjunto y estoy seguro que vamos a estar bien.
En cuanto a otras cuestiones como es la resolución de conflictos quiero decir que allá está quien fue diputado durante muchos años, el señor Héctor Polino, de la Asociación de Consumidores Libres y también he conversado con Fernando Blanco Muiño de la Unión de Consumidores de Argentina. Ellos tienen objeciones importantes, como por ejemplo el tope de los cincuenta y cinco salarios mínimos para los reclamos, la eliminación del tribunal de defensa de la competencia y la no contemplación de las incidencias colectivas. Son temas importantes. ¿Por qué no las aceptaron?
El señor Polino, Blanco Muiño y un montón de integrantes más fueron al Senado y estuvieron con nosotros en la Cámara de Diputados, sin embargo no aceptaron sus reclamos. ¿Saben por qué? Porque el tema de la resolución de conflictos y este observatorio increíble –tenemos un INDEC que no funciona y nos meten un observatorio- es una cortina de humo. Lo que quieren es la ley de abastecimiento para asustar y confrontar argumentando: estamos tratando la defensa del consumidor, ¿qué te pasa? Estamos tratando la observación de los precios, ¿qué pasa? Si no pasa nada; está todo bien. No; no está todo bien. Acá hay que resolver temas en serio. ¿Para qué se crea el observatorio? Pongan en funciones como corresponde al INDEC y que no nos siga macaneando a todos y generando una duda tan grande que nadie termina manejándose con el INDEC.
El índice Congreso, que muchos de ustedes y el jefe de Gabinete dicen que es un mamarracho, es pedido por los jueces a los diputados que lo hacemos y luego lo refieren en sus sentencias. Algo está pasando. Hay muchas dudas y no creo que cueste tanto resolverlo.
Acercándome al final quiero decir que hay infracciones claras de estas leyes a las normas constitucionales, porque violan el derecho constitucional a ejercer una industria lícita garantizada en los artículos 14 y 20 de la Constitución Nacional; vulnera el derecho de propiedad privada establecido por el artículo 17 de la Constitución Nacional; la ley modificada 20.680 atenta contra los principios de legalidad que la Constitución Nacional reconoce en los artículos 18 y 19 y después fija a través de la ley de abastecimiento penas de diferentes acciones que no están tipificadas. Lo ha planteado la diputada Bullrich cuando solicitó la necesidad de que el proyecto pasara por la Comisión de Legislación Penal; sin embargo, no pasó.
Desde el bloque FE vamos a plantear la derogación de la ley 20.680, vamos a sostener nuestro dictamen y le vamos a pedir encarecidamente al gobierno y a los diputados del oficialismo que representan al gobierno válida y legítimamente, que entiendan de una vez por todas que no podemos seguir peleándonos, que no podemos seguir desaprovechando las oportunidades fantásticas que el mundo nos ofrece; algo que antes no pasaba.
Si producción, trabajo y sector público nos ponemos a hacer las cosas en comunión, seguramente los resultados van a ser mucho mejores y no vamos a tener estas peleas sin sentido. (Aplausos).
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